Después de un tiempo de parón no he encontrado mejor ocasión para volver que ver todo lo que está sucediendo con la guerra de Libia. Ya sé que este blog es de televisión pero no me resisto aparcar por un día la actualidad televisiva y hablar de otros temas.
Muchas cosas se podrían decir de la recién iniciada guerra de Libia, quízás demasiadas. Pero mucho más se podría decir sobre la desfachatez y la doble moral de quiénes han declarado la guerra a Gadafi ondeando la bandera de la libertad. Los que han convertido a Gadafi en enemigo cuando hasta hace poco era algo más que amigo. ¿En qué momento la relación con el dictador ha dejado de funcionar?. ¿Dónde quedan las haimas, la escolta de mujeres, los millones de euros que Gadafi y su séquito dejaban cada año en Marbella? ¿Dónde están los abrazos, los apretones de mano, las invitaciones de los líderes europeos a Gadafi?.
Ahora Gadafi es un enemigo de la libertad, un asesino, un opresor, el malo malísimo de la película. Los que ahora lo califican de asesino hace poco disfrutaban las mieles de su oro negro. Bebían los vientos por el dictador, obviando, corriendo un tupido velo sobre la tiranía de Gadafi, la opresión al pueblo, la falta de libertades de aquel país, entonces el pueblo estaba igual de coartado que hoy, pero antes no interesó.
Ahora resulta que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas sufre por los ataques contra la población civil y que Sarkozy se desvive por la población libia y que incluso vale una guerra para protegerla. Hasta para ser inocente hay que tener suerte. Cada día mueren cientos de personas - inocentes que llamaría Sarkozy- en Guinea y de eso nadie se preocupa. Será que en Guinea falta algo que en Libia sobra.
La factura de la crisis alguien tendrá que pagarla y le va a tocar al pueblo libio. Y no a Gadafi, que quede claro. Estados Unidos se ha apresurado a asegurar que no es un objetivo, o sea, que no quieren liquidarlo. ¿Entoces, qué quieren?. De alguna forma hay que justificar las necesidades económicas de Europa y el pueblo libio en su revolución contra el poder lo ha puesto en bandeja. Ha dado la excusa perfecta a los que quieren financiar sus desmanes y la mala gestión con el poderío petrolero de Libia. La guerra se ha convertido en una patata caliente que nadie quiere. EEUU dice que toma el mando provisionalmente y Sarzozy prefiere que sea el Consejo quién tome decisiones.
Y claro, Zapatero dice sí a los colegas europeos y mete a España en una guerra de proporciones y consecuencias aún indeterminadas. El líder del No a la guerra va y se mete en una. Con todos los matices que se quiera, con autorización del CSNU de por medio, pero una guerra al fin y al cabo. Los del No a la guerra pueden buscar todas la excusas que quieran, pueden emplearse a fondo con argumentos falaces y demagogos. Pero la realidad es sólo una. La diferencia está en la tajada que España pueda sacar de la guerra por encima del pueblo libio. La odisea al amanecer ha comenzado. Todo sea por la libertad, por la nuestra, claro.